
Compensación económica
Aunque la seguridad en el trabajo es muy importante, es igualmente cierto que la remuneración es básica para mantener la moral de los empleados y su productividad. El nivel de compensación económica tiene repercusiones en la satisfacción de dos de los objetivos básicos: conseguir un trato equitativo y justo y obtener reconocimiento por el trabajo realizado. La remuneración juega también un papel muy señalado en la credibilidad de las empresas: propagar mensajes de que los empleados son los principales activos de una organización se convierte en papel mojado si a la hora de pagar un salario justo, las palabras no se transforman en hechos tangibles.
Respeto
La ecuación del trato equitativo es la suma de variables económicas(salario justo y estabilidad laboral, como veíamos anteriormente) y variables psicológicas como el respeto, entendido este no como el ámbito de poder en el que se desenvuelve un trabajador, sino como el valor intrínseco que cada persona tiene como ser humano. Hay que separar claramente el concepto de respeto y el de reconocimiento. La diferencia estriba en que el respeto es incondicional, mientras que el reconocimiento suele estar ligado al rendimiento individual del trabajador. El aspecto fundamental del respeto es la forma en que se utiliza el poder dentro de las empresas. Utilizando el símil de un avión, el piloto y la tripulación tienen el poder abordo y transmiten y ejecutan órdenes, pero los pasajeros tienen que ser tratados con deferencia, haciéndoles sentir en todo momento como verdaderos invitados y no como meros "asientos". Aunque pueda parecer trivial, esa necesidad de todos los empleados de sentirse respetados por el "jefe" tiene enormes repercusiones en el comportamiento humano y en la eficacia de las empresas. Por lo general, el trato dentro de las estructuras de poder de las organizaciones es correcto. Sin embargo, pueden darse casos de trato inadecuado bajo formas de humillación o indiferencia hacia las necesidades de los demás. La humillación puede ser interpersonal, en el caso de un jefe que ridiculiza el trabajo realizado por un subordinado, o estructural, cuando los excesivos controles organizativos constriñen toda la actuación de una persona dentro de la empresa. Por otra parte, la indiferencia aparece cuando los responsables de un área determinada dentro de la empresa prestan poca atención y tiempo a los asuntos de sus colaboradores. Otro de los aspectos relacionados con el respeto son las condiciones físicas del trabajo, como la higiene, la seguridad o los materiales con los que se trabaja en el día a día. Estas no solamente facilitan el desempeño de la propia actividad, sino que hacen que la moral y la productividad del personal aumenten debido al respeto que se derivan de ellas. Marcus Sieff, antiguo presidente de Marks & Spencer, lo primero que hacía, cada vez que visitaba una de las tiendas de la empresa, era inspeccionar los cuartos de baño de los trabajadores. En general, se puede decir que los empleados no esperan grandes lujos en este tipo de asuntos, pero sí las condiciones mínimas en las que todo ser humano debe desarrollar su trabajo. Proporcionar autonomía en el trabajo desempeñado por todo empleado aumenta la sensación de ser respetado dentro de la organización. Existen empresas que facturan millones de dólares al año, pero en las que realizar un pedido de material de oficina, que cuesta un puñado de dólares, es toda una odisea que choca de frente con una agobiante burocracia y con unos procedimientos de aprobación excesivamente complejos. La sensación que se transmite cuando existen demasiadas normas y escalones de supervisión es que los trabajadores son incompetentes y no son gente de fiar, lo que trae consigo falta de motivación para mejorar en el quehacer diario de los empleados. Por último, otro de los factores que influyen en la sensación de respeto que puedan sentir los trabajadores es la simple cortesía que los responsables de un equipo demuestran en el día a día. Una de las mayores contribuciones del aclamado libro de Tom Peters, En busca de la excelencia, es el énfasis en lo que él llama "gestionar caminando". En su opinión, los supervisores deberían pasar el 75 % de su tiempo alejados de su escritorio de trabajo. El objetivo del gestor "paseante" es facilitar la comunicación con su gente, escuchándoles en todo momento a la vez que se les ayuda en los problemas que van surgiendo y facilitando la resolución de los mismos.
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